El ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, dijo en un comunicado que se trata de una nueva agresión de Washington y otra evidencia de su total desprecio por el derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos.
Según acotó, con este “acto grosero” la Casa Blanca “busca congraciarse con una clase política que ha echado mano a prácticas fascistas y violentas para derrocar, sin éxito, la democracia bolivariana”.
Gil denunció el complot de Estados Unidos con la extrema derecha de Venezuela para imponer las medidas coercitivas, en clara violación de los acuerdos firmados en Qatar y en un intento por promover políticas de “cambio de régimen” como parte de la doctrina Monroe.
Entre otras cuestiones, el canciller auguró el reiterado fracaso de las pretensiones de la nación norteña porque la República Bolivariana continuará adelante con su desarrollo, a contrapelo de las manipulaciones e injusticias.
De esa manera, Caracas respondió a la decisión de la Oficina de Control de Actos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de sancionar a 16 funcionarios de Venezuela, bajo el argumento de que son “alineados con (Nicolás) Maduro, presuntamente obstruyeron las elecciones y violaron los derechos civiles y humanos del pueblo”.
La lista incluye a dirigentes del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia, oficiales del Ejército, de inteligencia y miembros del Gobierno.
Además, el organismo estadounidense indicó que Washington usará más herramientas de presión contra el mandatario suramericano, en el contexto de una ofensiva injerencista desatada tras la reeleción de Maduro en los comicios presidenciales de julio pasado.
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