Un comunicado del Ministerio de Energía y Minas señaló que esa infraestructura tendrá una capacidad de generación de 50 megawatts (MW).

La ministra encargada de esa cartera, Inés Manzano, destacó que ese es el inicio de una etapa nueva para el desarrollo de energías limpias, estables, no convencionales y resilientes.

De acuerdo con Manzano, ese proyecto no se había desarrollado porque en los últimos siete años los gobiernos no ofrecieron la garantía soberana para obtener el crédito.

La nueva central geotérmica del proyecto se construirá en el cantón Urcuquí, provincia de Imbabura, y la primera fase tendrá una inversión aproximada de 80 millones de dólares, que se cubrirán con el crédito de JICA y con fondos propios de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec).

Las autoridades ecuatorianas precisaron que los trabajos incluyen la perforación de cinco pozos con diámetro de producción (cuatro productores y uno de reinyección) y la instalación de una planta piloto de hasta cinco MW.

El gerente general de Celec, Gustavo Sánchez, indicó que en medio de la crisis energética por la sequía, esta iniciativa utilizará el calor interno de la tierra y lo transformará en electricidad.

El embajador de Japón en Ecuador, Morishita Keiichiro, manifestó que su país apoyará la implementación de este proyecto para reducir la dependencia de las hidroeléctricas y con el propósito de diversificar fuentes de energía.

Ecuador enfrenta la sequía más severa de las últimas seis décadas, así como falta de inversiones en el sector energético, lo cual provocó que desde el pasado 23 de septiembre los cortes de luz fueran más prolongados, de 10 y hasta 12 horas diarias. La falta de fluido eléctrico complica las actividades cotidianas, laborales y productivas en el país, cuyo sector empresarial estima la pérdida de 12 millones de dólares por cada hora de desconexión.

Analistas advierten que la decisión del Gobierno de disminuir los cortes la próxima semana a seis horas por día carece de un sustento técnico.

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