Claramente, la cinta es sobre la ausencia materna, pero también intentamos hablar sobre la búsqueda de sentidos y la pérdida del arte en la vida, porque eran una familia artística que pierde eso en la historia y luego lo recupera, explicó Bicalho a Prensa Latina.

Este filme, que compite en el XLV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en la categoría de Largometraje de Animación, está cargado de simbolismo, coincidieron sus dos directores.

Fernando Gutiérrez, quien también es uno de los guionistas, indicó que el argumento original se conceptualizó hace una década y la producción comenzó, tras una reescritura del guion, hace seis años.

Desde el principio supimos que no queríamos traer a colación las cuestiones de escasez o la necesidad de las cosas, queríamos tratar de una manera leve la cotidianidad de los personajes con las pequeñas alegrías de la vida, resaltó.

También evitamos caer en ciertos clichés al abarcar el tema del luto y la pérdida, que es muy sensible, pero de manera que las alegrías y las bellezas están ahí, añadió.

La película animada en 2D llama a la introspección y la reflexión: Clarice posee una gran creatividad e imaginación, por lo que encuentra consuelo de la realidad en un mundo ficticio; el padre, por el contrario, se ampara en el trabajo y en el mantenimiento de la carreta.

En el mundo mágico hecho de retazos de tela, Clarice, su peluche Tatú y una misteriosa criatura silente, intentan salir indemnes de una madeja de hilo negro que devora el lugar donde se encuentran, al mismo tiempo que la protagonista enfrenta sus temores en ese espacio introspectivo que ha creado.

La alegría es un refugio para lo que Clarice pasa y las personas que están a su alrededor la acogen y la escuchan, a pesar de ser una niña muy sola, tiene a la abuela Teresinha y a su amigo Bernardo que la quieren y la acompañan, explicaron los directores del animado de 83 minutos.

Estrenada en 2023, la cinta está auspiciado por Fantom Studio y cuenta con guión de Fernando Gutiérrez, Cesar Lignelli, Oko, Guto Bicalho y producción de Gutiérrez y Vivian Palmeira.

A cargo de la dirección de arte estuvieron Oko, Joao Capoulade, Sarah Guedes y el diseño sonoro fue obra de Lignelli, Gutiérrez, Fernando Vieira, Francisco Vasconcelos y Cesar Lignelli.

Entre las curiosidades de la cinta, destacan la música, que fue realizada únicamente por un acordeón y algunos objetos comunes que ejercieron la función de instrumentos y el elenco infantil, conformado en su mayoría por niños sin experiencia actoral.

La película es entretenida, dinámica, musical y reflexiva, indica la crítica especializada, transmite la vorágine de sentimientos, a veces inexplicables para un niño, propias del luto infantil sin que domine el melodrama y la tragedia.

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