La seguridad alimentaria, el empleo y el suministro de agua potable son temas a solucionar en el menor plazo posible.
Pringle expresó su desacuerdo con el criterio de que exista en el país una prosperidad generalizada, pues los elogios al crecimiento económico siguen sin traducirse en beneficios significativos para los ciudadanos comunes.
«Nos enfrentamos a una situación en la que las madres trabajadoras luchan por poner comida en la mesa, en la que los niños corren el riesgo de pasar hambre y desnutrición», lamentó Pringle citado por el diario digital Antigua Observer.
Calificó de afortunados a aquellos que poseen un empleo, pero ni ellos con sus cheques pueden cubrir todas sus necesidades básicas.
En cuanto a la seguridad alimentaria, Pringle criticó la falta de incentivos para los agricultores locales.
Cuestionó la dependencia de la nación de los alimentos importados, describiéndolos como una vulnerabilidad autoimpuesta.
Comprar la comida en el extranjero «nos deja bailando al son de los caprichos del mercado global y las interrupciones de la cadena de suministro», comentó el opositor.
Pringle también criticó el enfoque del gobierno para el mantenimiento de las carreteras, pues algunas vías recién pavimentadas con frecuencia necesitaban ser excavadas y repavimentadas poco después de su finalización.
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