La isla fue golpeada por una catástrofe impresionante, con daños considerables y un impacto humano difícil de estimar, advirtió el jefe de Matignon, quien resaltó la movilización del Estado frente a las consecuencias inconmensurables del azote del meteoro y sus vientos de más de 200 kilómetros por hora.
Bayrou lamentó las afectaciones en la vida de las personas, las comunicaciones, el transporte y el acceso al agua y a la comida en la colectividad situada en el Océano Índico, clasificada como la más pobre de Francia.
Por su parte, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, afirmó tras visitar este lunes el archipiélago que la devastación es total, con particular impacto en las comunidades más vulnerables.
“No queda nada”, dijo el funcionario dimitente, miembro del gabinete del censurado primer ministro Michel Barnier, quien renunció a principios de mes y fue reemplazado el viernes por Bayrou.
El presidente Emmanuel Macron encabezó hoy una reunión de crisis por el escenario imperante en Mayotte, donde autoridades locales estiman que las víctimas fatales pudieran ascender a miles.
Después del encuentro se anunció el envío en las próximas horas al departamento de ultramar de mil 500 efectivos civiles y militares, con misiones que van desde la seguridad hasta el análisis de los daños.
Tanto la Asamblea Nacional francesa como el Parlamento Europeo guardaron un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos.
Si bien el gobierno ha señalado en las últimas horas varias acciones de apoyo a Mayotte, entre ellas el establecimiento de un puente aéreo para el envío de ayuda, existen críticas por la gestión en esa colectividad.
“El poder arrogante e incapaz no planificó ni organizó nada”, denunció en su cuenta en X el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
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