Tales incidentes, considerados sin precedentes contra esta comunidad, van en aumento, y la nueva autoridad en el poder asegura que sus autores no la representan, sino que explotan su nombre para crear lo que llamó “sedición”.
Vídeos circulados en las redes sociales documentan a hombres armados distribuyendo folletos con contenido islámico conservador y provocador en zonas habitadas mayoritariamente por cristianos de la capital siria, Damasco.
Un vehículo entró en la zona cristiana de Al-Qasaa, donde armados encapuchados bajaron y luego comenzaron a distribuir folletos pidiendo el uso del Niqab (velo negro que cubre todo el cuerpo) y prohibir fumar y socializar entre hombres y mujeres.
Algunos jóvenes del vecindario intentaron detener a los armados y se produjo una pelea a puñetazos entre ellos. Los residentes pudieron detener a los pistoleros a pesar de que estos últimos abrieron fuego para intimidarlos.
Los habitantes lograron capturarlos, confiscar sus armas y revelar sus rostros, y cuando llegaron las patrullas de seguridad general éstas confirmaron que eran armados no identificados que explotan su nombre para provocar discordia.
Otro video muestra a un hombre con ropas parecidas a las tradicionales de Afganistán, con un Corán en la mano, recorriendo el barrio cristiano de Bab Tuma y llamando a los residentes a convertirse al islam.
A finales del año pasado, se documentó la quema de un árbol de Navidad en la ciudad de Suquelbieh, en el centro del país, por parte de yihadistas extranjeros, mientras se registró un ataque con armas de fuego contra la sede de la Arquidiócesis de Greco-ortodoxos en la provincia central de Hama y la destrucción de los cementerios de los cristianos en Mahrda.
Aunque algunos aseguran que estos incidentes son sin valor e individuales, muchos consideran necesario poner fin a los mismos y evitar que se repitan, ya que son cosas ajenas de la sociedad siria que siempre han vivido en convivencia y respeto.
Los cristianos sirios, especialmente los que residen en Damasco, siguen con cautela estos indicadores de la nueva realidad en Siria, incluso se reportaron protestas de los integrantes de esta comunidad por primera vez en la historia de Siria.
En las manifestaciones, se izaron cruces enormes y los participantes gritaron consignas que piden el respeto a las minorías, llaman a la unidad nacional y exigen castigo a los autores de los actos de violencia contra símbolos religiosos.
Las autoridades eclesiásticas exigieron garantías y no solo mensajes tranquilizantes, mientras las autoridades en el poder reiteran que no habrá minorías ni mayoría en la Siria futura sino que se tratará a todos por igual ante la leyes.
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