miércoles 12 de febrero de 2025

Diálogos entre Gobierno colombiano y ELN, entronización de una crisis

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Bogotá, 18 ene (Prensa Latina) La suspensión de las negociaciones entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) decretada por el presidente Gustavo Petro durante la víspera es la segunda que ocurre en un lapso de cuatro meses.

La tensión entre las partes es latente desde abril del pasado año cuando el grupo insurgente declaró congeladas las negociaciones, hizo una serie de reclamos y acusó a la contraparte de alentar el surgimiento de una supuesta disidencia de esa estructura en Nariño (suroeste), o sea, del frente Comuneros de Sur, actualmente en pláticas con el Gobierno.

Si bien a finales de ese mes lograron en la capital venezolana la firma del acuerdo sobre el primer punto de la agenda de los Diálogos de Paz, cuyo objetivo planteaba la participación ciudadana en el proceso para construir una agenda de trasformaciones, ese paso cuenta como el único logro tangible alcanzado en el último año.

Desde entonces primaron las desavenencias y ante la incapacidad de llegar a un arreglo de extensión de cese al fuego, tras un año de vigencia la tregua expiró el 3 de agosto del pasado año para desasosiego de la población de las regiones en conflicto.

El ministro de Defensa Iván Velásquez comunicó que desaparecían entonces los motivos que impedían una ofensiva en contra de ese grupo armado y se reanudaron las escaramuzas.

El ELN, por su parte, dio un ultimátum hasta el 23 de agosto al Gobierno para publicar un decreto presidencial que estableciera su retirada de la lista de los Grupos Armados Organizados, lo cual no ocurrió.

Más tarde rechazó la guerrilla un ofrecimiento del presidente para descongelar las conversaciones y fue ahí cuando la delegación del Gobierno manifestó que el rumbo de las pláticas dependía del ELN.

Las aspiraciones de llegar a un arreglo se rompieron dramáticamente cuando el Frente de Guerra Oriental del mentado grupo armado atacó a una unidad militar, lo cual que provocó tres muertos en el departamento de Arauca.

Tras esa acción vino el primer rompimiento de las conversaciones por parte del presidente el 16 de septiembre, quien aseguró que el ELN no parecía tener una voluntad de paz real.

Sin embargo, no cesaron las voces, sobre toda las de los organismos y países garantes en el proceso, que clamaron por un acercamiento por el bien de la población civil que, solo en el segundo semestre del pasado año sufrió las consecuencias de dos de los llamados paros armados ejecutados por el ELN en Chocó (noroeste).

Estas acciones, que según la estructura insurgente se declaran debido a enfrentamientos con otros grupos como el Clan del Golfo, implican afectaciones a la movilidad de la ciudadanía, afectan el abastecimiento de bienes de primera necesidad y el traslado ante las emergencias.

No obstante, después que la guerrilla solicitara una reunión, ambas partes conversaron en noviembre en Caracas, donde acordaron mantener los contactos, uno de los cuales estaba previsto a realizarse en el transcurso de este mes. En medio de ese contacto inicial, trascendió una declaración del jefe negociador de paz del ELN, Pablo Beltrán, quien aseguró que, por parte de su organización “la meta inmediata es avanzar lo máximo posible, hasta 2026, cuando concluye el presente Gobierno, y dejar este proceso lo más avanzado posible para que próximos gobiernos le den continuidad”.

Así estaba el escenario cuando volvió a romperse el diálogo entre las partes, según lo anunció el presidente.

La decisión respondió a la situación de violencia en la que participa ese grupo armado que, solo en las primeras 24 horas de combates, dejó una treintena de muertos, entre ellos al menos cinco firmantes de paz en la región del Catatumbo, según la Defensoría del Pueblo.

“Lo que ha cometido el ELN en el Catatumbo son crímenes de guerra. Se suspende el proceso de diálogo con este grupo, el ELN no tiene ninguna voluntad de paz”, declaró el mandatario en su red social X.

Esa insurgencia entabló desde el pasado jueves enfrentamientos en la región del Catatumbo, en el noreste de Norte de Santander, con la Estructura 33 del Magdalena Medio, un grupo residual de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ejército del Pueblo, actualmente en diálogos de paz con el Gobierno.

Previo al inicio de los combates, el consejero comisionado para la Paz, Otty Patiño, reveló que esa fuerza insurgente tendría planes para asesinar a su asesor Álvaro Jiménez, lo cual el ELN negó.

mem/ifs

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