«Es obvio que los culpables de este ataque terrorista son todos los países occidentales que continúan suministrando armas al régimen de Kiev de manera obstinada e irresponsable, contribuyendo así a sus actos criminales sangrientos», escribió la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores del gigante euroasiático en su canal de Telegram.
La víspera, las tropas ucranianas realizaron un ataque con misiles contra un internado en la ciudad de Sudzha, situada en la provincia fronteriza de Kursk, en una zona que desde agosto pasado está bajo control de Kiev.
El Ministerio de Defensa ruso confirmó que la acción causó un número aún indeterminado de muertos y heridos entre civiles que se albergaban en la edificación, y añadió que el armamento utilizado fue disparado desde la región ucraniana de Sumi.
Como resultado del crimen de guerra, el Comité de Investigación de Rusia anunció el inicio de un caso penal por terrorismo, y marcaron como principal autor al coronel Rostislav Karpusha, jefe de la 19 brigada autónoma de misiles de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Según la pesquisa, dicho jefe militar al servicio de Kiev, emitió el sábado la orden ilegal de atacar con misiles un internado de Sudzha.
«Se están tomando las medidas para establecer el paradero de Karpusha y sus cómplices», declaró el Comité.
Asimismo, las autoridades rusas de Defensa afirmaron que la nueva provocación de Ucrania en Sudzha tenía como objetivo desviar la atención de la comunidad mundial de las atrocidades cometidas por militares ucranianos en Rússkoye Poréchnoye, otro asentamiento ocupado de la región de Kursk.
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