Un escolta policial guio 10 autobuses con seres queridos de las víctimas fatales hasta orillas del río Potomac, cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, donde la noche del miércoles chocaron en el aire un avión de American Airlines procedente de Wichita, Kansas, y un helicóptero Black Hawk del ejército.

Entre los 60 pasajeros del avión -en el que iban cuatro tripulantes- había patinadores artísticos que regresaban del campeonato en Wichita, entrenadores, de ellos una pareja rusa que obtuvo título mundial en 1994 en la especialidad; también viajaban un grupo de cazadores que volvían de una excursión.

El sargento del ejército Ryan Austin O’Hara, de 28 años, de Lilburn, Georgia; el suboficial Andrew Loyd Eaves, de 39, de Great Mills, Maryland; y la capitana Rebecca M. Lobach, de Durham, Carolina del Norte, murieron en el helicóptero.

En una conferencia de prensa vespertina, las autoridades actualizaron sobre la marcha de las operaciones de recuperación de cuerpos. En las últimas horas se extrajeron otros cadáveres de las aguas del Potomac con lo que la a cifra actual se elevó de 42 a 55.

«Esta es una investigación compleja», dijo la víspera el investigador a cargo Brice Banning. «Hay muchas piezas aquí. Nuestro equipo está trabajando duro para reunir estos datos».

Banning comentó que la caja negra (grabadora de voz de la cabina del avión) capturó el sonido momentos antes del choque.

«La tripulación tuvo una reacción verbal», explicó al señalar que “los sonidos del impacto se oyeron aproximadamente un segundo después, seguidos por el final de la grabación».

Aunque el presidente Donald Trump pidió un minuto de silencio por los que perdieron la vida, no tardó en politizar la primera tragedia nacional de su segundo mandato.

El gobernante arremetió contra su antecesor en el cargo, Joe Biden, y las medidas de diversidad impulsadas por la administración demócrata al afirmar desde la Casa Blanca -sin pruebas- que la iniciativa DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) “podría haber sido” la causa del accidente aéreo.

El senador demócrata por Virginia Tim Kaine reaccionó indignado a los comentarios que calificó en declaraciones a la televisora como escandalosos y repugnantes.

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