Desde el corazón de los Oscar: …porque La vida es bella

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Los Ángeles, EEUU, 3 feb (Prensa Latina) Inolvidables momentos atesoran los Premios Oscar, inspiración para esta aventura periodística que se adentra hoy en la sensibilidad de una historia cuyo protagonista convida a creer, desde la realidad y la ficción, que La vida es bella.

Corría el año 1999 cuando el actor y director italiano de cine y televisión Roberto Benigni fue reconocido por la Academia de Hollywood, en una ceremonia en la que el artista, eufórico, se alzaba sobre las butacas mientras el auditórium de pie aplaudía: Italia ganaba su décimo Oscar.

Además de triunfar como Mejor película de habla no inglesa, la cinta escrita, dirigida y protagonizada por Benigni conquistó –de siete nominaciones- los apartados de Mejor actor y Mejor banda sonora (Nicola Piovani).

Poco después de fundirse en un abrazo con su coterránea Sophia Loren, el actor ofreció un discurso que dejó al descubierto su humildad y el agradecimiento al público y a los que hicieron posible el largometraje.

“Sopfia, tengo el Oscar pero te quiero a ti, quiero que me arrullen las olas de tu belleza (…) Gracias, esto es un momento de alegría y quiero besar a todos porque son la razón de esta alegría. Aquel que besa la felicidad cuando vuela, vive en su eterno amanecer, decía el poeta. Es maravilloso estar aquí y tengo ganas de nadar en este océano de gratitud. ¡Es una llovizna de gratitud y gentileza para ustedes!”.

Estoy aquí porque la gente ama la película, siempre es cuestión de amor, aseguró. “Le quiero dedicar a la gente que dio su vida para que entendiéramos que la vida es bella”. De igual forma, agradeció a sus padres por haberle dado el mejor regalo: la pobreza.

Al término de su discurso, trasladó un beso al pequeño del filme y dedicó el premio a su compañera de vida y en la ficción Nicoletta Braschi.

En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, Guido (Roberto Benigni) llega a Arezzo con la intención de abrir una librería; allí conoce a Dora (Nicoletta Braschi), quien es la prometida de un funcionario fascista llamado Rodolfo, destaca la sinopsis.

Tiempo después, Guido y Dora se unen en matrimonio y tienen a su hijo Giosuè (Giorgio Cantarini). Luego de estallar la guerra, las tropas nazis llegan a Italia y los tres son internados en un campo de concentración, donde Guido construye una elaborada fantasía para proteger al pequeño y hacerle creer que la situación es un juego.

Esta película transita por caminos donde el amor de un padre vence al miedo y supera los más desafiantes obstáculos. A pocas semanas de celebrarse la edición 97 de los Premios Oscar, el 2 de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles, nos sigue recordando que -aun en tiempos complejos- la vida es bella.

ro/amr

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