El nuevo jefe de la diplomacia estadounidense, quien realiza una gira por varios países de la región junto a una comitiva oficial, llegará al Palacio Nacional a las 11:45, hora local.
Abinader y Rubio sostendrán una reunión en privado en el Salón Blanco, indicó la dirección de prensa presidencial.
La delegación oficial por la República Dominicana la conforman la vicepresidenta Raquel Peña, los ministros de la Presidencia, José Ignacio Paliza, de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, y de Defensa, teniente general Carlos Antonio Fernández Onofre.
Además, los titulares de Industria, Comercio y MiPymes, Víctor Bisonó; de Energía y Minas, Joel Santos; el viceministro de Política Exterior Multilateral, Rubén Sillé, y el director de Análisis Estratégicos del Mirex, Anselmo Muñiz.
También conforman la comitiva, el comandante general del Ejército Nacional, mayor general Jorge Iván Camino; el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), vicealmirante José Manuel Cabrera, y la directora general de Persecución del Ministerio Público, Yeni Berenice Reynoso.
Mientras, la delegación de Estados Unidos la integran la encargada de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos, Patricia Aguilera; el consejero Michael Needham; el alto funcionario de la Oficina de Asuntos del hemisferio occidental, Michael Kozak.
Asimismo, el director de Planificación de Políticas, Michael Anton; la vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce; la asesora principal para Asuntos del hemisferio occidental, Viviana Bovo, y el anotador, Ali Nadir.
La semana pasada Abinader confirmó la visita del secretario de Estado estadounidense a partir de este 5 de febrero.
El mandatario adelantó que durante este encuentro conversará con el enviado de la Casa Blanca sobre la crisis que atraviesa la vecina Haití y la medida de suspensión de los fondos de ayuda de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
La víspera el Gobierno manifestó que, tal y como expresó Abinader durante un encuentro con la prensa, espera que tras la revisión de los «programas de asistencia», Washington mantenga los que estén justificados, como es el caso del de Haití.
Analistas califican a la Usaid como un instrumento político del Departamento de Estado para imponer las agendas internas de otros países a los intereses de la Casa Blanca.
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