¿En qué consistirán los acuerdos migratorios de Washington con El Salvador, Guatemala y Panamá?, es una interrogante que destacan medios de prensa locales tras el vuelo del “halcón” por las tierras de Francisco Morazán, Farabundo Martí y Omar Torrijos, por citar algunos visionarios y próceres de la región.
Mientras Panamá y Guatemala se perfilan como lugares de transferencia de migrantes extranjeros, El Salvador daría el servicio de reclusión de criminales extranjeros, indicó este jueves el diario El Mundo aun sin conocerse los intríngulis de las citas de Rubio con los mandatarios
Casi al final la gira de Rubio por la región, la que terminará hoy en República Dominicana, Estados Unidos tiene asegurados, aunque no firmados, acuerdos con tres países para agilizar la deportación de migrantes extranjeros en situación irregular e incluso para los criminales extranjeros puedan cumplir su pena en otro país que no sea el propio.
Ceder soberanía, aceptar presiones y amenazas sin chistar parece fue una constante en los encuentros a cambio de “ayudas”, a cambio de promesas pero, sobre todo a cambio de la política del garrote para lograr “la paz a cambio de la fuerza”, como al parecer ocurrió en Panamá, estiman observadores.
La ampliación de un convenio migratorio del 1 de julio de 2024 permitirá a Panamá recibir deportados extranjeros en una provincia del sur para transferirlos a otros países como Colombia y Ecuador. Surgirá una base militar.
Entre otras cosas Panamá “ofreció” la pista de Nicanor en Metetí, (provincia de) Darién, para que sea desde ahí donde se surta el trámite de repatriación de personas, de distintas partes como Venezuela, Colombia, Ecuador, entre otras nacionalidades (…) Usar a Panamá y de aquí transferir», dijo el presidente José Raúl Mulino, de Panamá, 2 de febrero.
En su segunda parada, Rubio “recibió” una oferta del presidente salvadoreño Nayib Bukele de un acuerdo más amplio para utilizar las cárceles salvadoreñas para que personas condenadas terminen de cumplir su condena en El Salvador, a cambio de una tarifa.
El presidente ofreció también la recepción de criminales estadounidenses condenados pero el gobierno de Estados Unidos debe evaluar si esta operación respeta su Constitución.
La oferta de cooperación nuclear fue la oferta visible pero pocos dudan que la amenaza de suspensión de un tratado conocido como TPS que protege de deportación a 234 mil salvadoreños fue el garrote, la carta de negociación. Eso seria una gran crisis aquí.
Guatemala también ofreció aumentar el flujo de vuelos de deportados en un 40 por ciento –tanto nacionales como extranjeros– y la recepción de deportados extranjeros para transferirlos a otros países.
Muchos esperan que con el tiempo muchas interrogantes sean respondida mientras otros aun piensan que fueron encuentros de «buena voluntad», amigables como mostró Bukele en una ambiente distendido, donde lo principal fue cortar la cooperación de los países visitados con la Republica Popular China, una competencia que la Casa Blanca quiere eliminar de raíz.
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