Sin mencionar el número de deportados, el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo en esta capital, informó que, por determinación de presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el embarque de los compatriotas en Alexandria, estado norteamericano de Luisiana, será acompañado por diplomáticos del Consulado General en Houston.
La nota oficial indica que el Gobierno federal adoptó una serie de medidas para garantizar la acogida humanizada de las personas retornadas.
Tal iniciativa tiene como objetivo ofrecer apoyo inmediato a los ciudadanos que regresan al país en condiciones de vulnerabilidad, asegurando dignidad y asistencia integral.
El comunicado señala además que esta semana comenzaron las reuniones del grupo de trabajo sobre los vuelos de regreso de los nacionales desde Estados Unidos.
Por el lado brasileño, integran ese grupo representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores y Justicia y Seguridad Pública, y de la Policía Federal (PF).
En el caso norteamericano, están incorporados miembros de la Embajada en Brasilia y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
La comunicación aclara que, excepcionalmente, la Fuerza Aérea Brasileña pondrá a disposición aeronaves para el desplazamiento hasta Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sudeste).
En Fortaleza y Belo Horizonte, el Gobierno federal montará un esquema de recepción y apoyo, basado en la experiencia acumulada en las operaciones de repatriación anteriores.
Según el texto, en ambos aeropuertos, la PF hará una operación especial para realizar los procedimientos de inmigración y seguridad aeroportuaria.
En coordinación con el Ministerio de Derechos Humanos y Ciudadanía, el equipo del Puesto Avanzado de Atención Humanizada al Migrante (Paahm), instalado en la terminal aérea de Fortaleza, fue movilizado para recibir a los brasileños repatriados.
El vuelo de este viernes, que será acompañado en tiempo real por el grupo de trabajo, será objeto de evaluación con vistas a la organización de los siguientes.
A finales de enero, Brasil calificó de inaceptable el trato dado a sus ciudadanos durante un primer viaje de deportación, con 88 coterráneos, en la gestión del presidente Donald Trump.
El uso indiscriminado de esposas y cadenas violaría los términos acordados, que prevé el trato digno, respetuoso y humano de los repatriados.
La Administración brasileña consideró inadmisible que las condiciones convenidas con Estados Unidos no sean respetadas.
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