De acuerdo con el ministro de Seguridad, Fran Ábrego, los indocumentados están regresando debido a las medidas adoptadas por el gobierno de Estados Unidos para impedir su entrada en el norteño país.
Los viajeros ilegales aseveraron a la prensa en la zona de Paso Canoas que no tienen intención de quedarse en el istmo.
De acuerdo con los testimonios, ellos desean ingresar a la occidental provincia de Chiriquí para seguir su viaje hacia Colombia y luego tomar un transporte marítimo y dirigirse en su mayoría a Venezuela.
Ábrego adelantó que debido a esta situación se reunirá con el ministro tico de Gobernación, Mario Zamora, y funcionarios de la Organización Internacional para las Migraciones.
También están presentes funcionarios de los servicios de migración tanto de Panamá como Costa Rica, con el objetivo de coordinar la ayuda a los caminantes, entre ellos decenas de menores de edad, alguno de los cuales regresan desde México.
Tras fracasar en su sueño de llegar a Estados Unidos, estas personas buscan retornar a sus países de origen, pero se han encontrado con un fuerte control policial.
En las últimas horas, unidades de Senafront y agentes de la Policía Nacional han intentado frenar el paso de este grupo de migrantes, quienes cruzaron la frontera de Panamá con Costa Rica y atravesaron el puesto de control de San Isidro, desafiando una barricada de seguridad.
Los viajeros ilegales manifestaron su intención de continuar su travesía a pie hacia sus países, pero las autoridades panameñas les han indicado que deben retornar a Costa Rica y seguir un flujo migratorio regulado.
La situación impactó en el tráfico de la vía Interamericana, que se ha visto parcialmente paralizado debido a la presencia del grupo en la carretera.
Ante el bloqueo de las autoridades, la situación se tornó por ratos tensa, registrándose empujones entre los agentes y los extranjeros.
Según datos oficiales del Servicio Nacional de Migración, del 1 al 14 de enero de este año, un total de nueve mil dos personas han ingresado irregularmente a Panamá, a través de la muy peligrosa ruta de la selva de Darién.
En comparación con igual lapso de 2024, esto muestra una diferencia de ocho mil 48 personas menos, lo que refleja una disminución del 89 por ciento de esos flujos.
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