Unos 350 mil desplazados internos quedaron “sin techo”, después que los bombardeos de artillería y los saqueos destruyeran 70 mil refugios de emergencia en los alrededores de Goma y Minova, en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur.

Otros 100 mil congoleños se vieron obligados a regresar a sus zonas de origen, donde encontraron sus viviendas destruidas, parcial o completamente, y enfrentan la falta de servicios esenciales.

En tanto, los rebeldes del M23, que tomaron Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, a finales del mes pasado, avanzan hacia Bukavu, la capital de Kivu del Sur, tras una breve pausa en los combates.

En Kivu del Sur, más de la mitad de los trabajadores humanitarios que prestan apoyo fundamental a las supervivientes de la violencia sexual, aseguran que no pueden llegar a los necesitados debido a la inseguridad y al desplazamiento continuo.

Mientras, en Kivu del Norte, la destrucción de las instalaciones sanitarias, incluidas las morgues y los hospitales superpoblados, aumentan el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas, como el cólera, la malaria y el sarampión, según las agencias de Naciones Unidas.

De los 143 pacientes confirmados de mpox en unidades de aislamiento en Goma, 128 huyeron por temor a sus vidas, pues los centros de salud fueron saqueados, los trabajadores sanitarios huyeron y la gente no podía acceder a la atención sanitaria debido a la inseguridad.

Representantes de la ONU expresaron su preocupación por el destino del principal aeropuerto de Kivu del Sur, situado a unos 30 kilómetros de la capital de la provincia y hasta hace poco la «principal vía vital» para traer personal humanitario, ante el avance del M23 hacia Bukavu.

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