Por: Dai Liem Lafá Armenteros
“Voy a escribir la eternidad” es el título de su última novela, presentada en la 32 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero del pasado año, evento que estuvo dedicado a él y a la historiadora Isabel Monal.
Por aquellos días de febrero de 2024, en exclusiva con Prensa Latina, López Sacha compartió unas breves impresiones sobre el texto galardonado con el premio Alejo Carpentier de novela 2023.
Entonces confesó que “Voy a escribir la eternidad” es la obra más ambiciosa que ha escrito, y la que cree puede trascenderlo cuando ya no esté.
Reveló que todos, o casi todos los símbolos espirituales y musicales de su vida aparecen en estas páginas, redactadas por un hombre para quien “escribir es un dolor muy fuerte que uno tiene que expresar”.
Y la música, resaltó este beatlemaníaco consumado, “también lo es todo, la base, el arte, y de ahí sale la literatura”, sentenció.
Recuerdos, deseos, erotismo, dolor, amor, amigos, los Beatles, aciertos, fracasos, personajes históricos, el terruño natal Manzanillo y su famosa glorieta, son protagonistas en este viaje personalísimo del escritor nacido en 1950; travesía movida entre la verdad histórica y la fabulación.
Traté de escribir desde el origen de Manzanillo hasta hoy, pero también desde el origen de mi vida hasta ahora. Además, preocupado por el destino de mi generación que nació en la Revolución con una apertura extraordinaria, y por el futuro del planeta y el mundo que nos ha tocado vivir, aseveró el también ensayista y profesor.
La novela le tomó a López Sacha casi 30 años de escritura, pero el inmovilismo impuesto por la pandemia en 2020 lo obligó a sentarse y terminar al fin la obra, recordando lo que dijera Pablo Neruda: escribí solo para no morirme.
Y un buen día me dije “ya he escrito la eternidad sin haberla escrito. Porque la eternidad es “inescribible”. Se escribe la eternidad de tu vida”, declaró.
La bibliografía de Lóez Sacha cuenta con títulos como “La división de las aguas”, “El cumpleaños del fuego”, “Análisis de la ternura”, “Dorado mundo”, “Pastel flamante”, “El que va con la luz”, “Prisioneros del rock and roll” y otros más.
En 1994 publicó también “Fábula de ángeles, antología de nuevos narradores cubanos”, y en 1996 “La Isla Contada, el cuento cubano contemporáneo”, que tuvo dos ediciones en España, una en Portugal, otra en Brasil, y otra en Italia.
Tres años después salió en México su antología personal “Figuras en el lienzo”, en la colección Rayuela Internacional de la UNAM. Otras novelas suyas son Voy a escribir la eternidad y El más suave de todos los veranos.
Además, es autor de los libros de ensayo La nueva cuentística cubana (1994) y Pastel flameante (2006).
Entre otros premios y distinciones destacan su nominación al Premio Nacional de Literatura, finalista en el Premio Casa de las Américas (1984) con “Análisis de la ternura” y Premio General San Martín del Ateneo de Buenos Aires (1984) por el relato “Si hubiera paz en el mundo”.
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