La versión electrónica del diario Yedioth Ahronoth precisó que un hombre fue baleado esta mañana en la ciudad de Lod y otro perdió la vida tras la explosión de un artefacto en la localidad de Taiba, en el mismo lugar donde su hermano murió hace tres años en circunstancias similares.
Ayer otros tres árabes-israelíes fallecieron también en acciones violentas en Tel Aviv, Lod e Ibillin.
En su cuenta en X, el alcalde de Lod, Yair Revivo, atacó al Gobierno por la falta de acciones claras para combatir la violencia y a las bandas criminales que azotan a esa comunidad.
“El Estado de Israel decidió implementar el plan del presidente estadounidense, Donald Trump, solo que mejorado: reducir la población de árabes-israelíes”, denunció en forma irónica.
Revivo hizo alusión así a la propuesta de Trump de expulsar a la población palestina de la Franja de Gaza, que provocó duras críticas en Oriente Medio y en el resto del mundo.
En lugar de transferirlos, lo cual es un gran dolor de cabeza, les permitimos que se maten entre ellos, expresó el alcalde.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
Una encuesta realizada en marzo de 2022 reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría judía.
Muchos líderes comunitarios culpan a la policía por ignorar y hasta tolerar a poderosas organizaciones criminales.
Por su parte, el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu achaca el crecimiento de los delitos al floreciente crimen organizado y a la proliferación de armas en las calles.
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