La visita es impulsada por organizaciones no gubernamentales y acogida bien por las actuales autoridades sirias en el poder, y los visitantes estuvieron en varios lugares históricos, entre ellos la sinagoga de Jobar cerca de Damasco, considerada uno de los templos judíos más antiguos e importantes de Siria, además de la Escuela Maimónides y otras dos sinagogas.

La delegación fue recibida por un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores, quien expresó que las autoridades actuales están comprometidas con proteger la herencia judía y facilitar la recuperación de sus propiedades.

El rabino Al-Hamra y su hijo Henry expresaron su felicidad por esta visita y por revivir recuerdos, además, pudieron recitar la Torá por primera vez en tres décadas en una sinagoga de la capital, Damasco, después de abandonar Siria a principios de la década de los 90.

Necesitamos la ayuda del gobierno y que nos ofrezcan seguridad, y esto fue lo que sucedió, dijo Henry, de 48 años. Expresó su esperanza de que sus hijos puedan venir próximamente a Damasco para ver la tierra de sus padres y conocer las hermosas sinagogas aquí.

En 1992, Siria fue testigo de la salida de más de cinco mil judíos, muchos de los cuales se establecieron en Estados Unidos y Europa. Ese período marcó el fin de una larga era de presencia judía en Siria, que era considerada una de las comunidades más antiguas de Oriente Medio, ya que el número de judíos era de 30 mil. A finales del siglo XX, el número había disminuido a ocho personas en Damasco y Alepo.

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