Medios de prensa se hacen eco de una información sobre los arrestos atribuida a la Fiscalía Nacional Antiterrorista, entidad encargada de la investigación por el atentado, clasificado a partir de los antecedentes del atacante, fichado por radicalización islámica, y del hecho de que habría gritado durante el acto “Allahu Akbar” (Dios es grande).

Esta expresión de fe con frecuencia ha sido pronunciada por fundamentalistas islámicos durante acciones de naturaleza terrorista en diversas partes del mundo, incluida Francia.

Según fuentes policiales, en el ataque en Mulhouse perdió la vida un ciudadano portugués de 69 años, mientras tres policías municipales sufrieron heridas, uno de ellos de mucha gravedad, sin que de momento se conozca su condición, solo que fue trasladado a un hospital en Colmar.

El ministro del Interior, Bruno Retailleau, manifestó que el principal sospechoso, capturado ayer mismo, tiene un perfil esquizofrénico, un argelino de 37 años con orden de abandonar el territorio francés por su estatus migratorio irregular.

La extrema derecha y el propio Retailleau esgrimen el atentado para retomar la cuestión migratoria y el discurso de que debe actuarse con mayor determinación en este ámbito.

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