Según la tradición, Dios ordenó al patriarca matar a su primogénito como prueba de su fe y obediencia.
La ocasión, llamada Eid al Ahda, o fiesta del sacrificio, es celebrada al inicio del mes islámico de Ramadán y marca el comienzo de la peregrinación a la ciudad santa de Meca, uno de los pilares de la confesión musulmana.
Pero este año la necesidad obliga y el monarca, que frenó su programa de actividades por una operación en el hombro, solicitó limitar el sacrificio de corderos debido al impacto negativo en ese ganado de la brutal sequía que sufre este país del Magreb.
Esta es la primera ocasión en casi tres décadas que un rey marroquí hace tal exhortación, debido a la disminución de los rebaños y el alto costo del alimento para las reses.
La petición aparece en una carta difundida por el Ministerio de Asuntos Islámicos y fue recibida con desagrado por los criadores que esperaban recuperar los gastos sobre todo en la compra de alimentos cuyos precios subieron hasta el 300 por ciento por la escasez generada por la sequía, consecuencia del cambio climático.
men/msl





