La comunicación describe a los atacantes como «bandidos armados», lo que excluye de manera tácita a una acción de los grupos islamistas que operan en la zona del Sahel, el principal dolor de cabeza de Níger al igual que de Mali y Burkina Faso, los tres integrantes de Alianza de Estados del Sahel.
Al describir a los atacantes como “bandas criminales” deja entrever que son matones a sueldo de las milicias que lucran con el tráfico de indocumentados hacia Europa, junto al mercado negro de armas, los dos negocios más florecientes en la zona desde el derrocamiento de gobierno libio y el asesinato de Muamar Gadafi por una agresión militar de la OTAN.
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