“Los 1,1 millones de niños de Gaza enfrentarán una vez más un infierno de bombas, balas, hambre y enfermedad, agravando casi 17 meses de daño físico y mental”, advirtió la Organización no Gubernamental en un comunicado.

La prohibición de entrada de ayuda coincidió con el inicio del Ramadán, mes sagrado para los musulmanes, subrayó.

Ahmad Alhendawi, director regional de Save the Children, señaló que la medida junto a un posible reinicio de los combates equivale a “una sentencia de muerte para los hijos de Gaza”.

El mundo no puede mirar hacia otro lado mientras los menores allí son empujados hacia el corazón de esta brutal guerra, alertó.

El breve respiro ofrecido por la pausa de las hostilidades fue una mera caída en el océano en comparación con las colosales necesidades humanitarias de más de dos millones de personas en ese territorio, aseguró.

La organización afirmó que “la ayuda humanitaria, y por extensión la supervivencia de los niños, nunca debe usarse como una carta de negociación”.

El derecho internacional no puede ser ignorado o explotado por conveniencias políticas, apuntó.

Save of Children destacó que la guerra en Gaza robó la infancia y socavó el futuro de toda una generación.

Más de 17 mil 800 niños fueron asesinados, y miles más están desaparecidos, presuntamente muertos bajo los escombros, lamentó.

La escala y la gravedad del sufrimiento infligido a los menores causó un daño mental y físico sin precedentes y potencialmente irreversible”, advirtió.

Ante esa situación, el grupo exigió un alto el fuego inmediato y definitivo al tiempo que reclamó a Israel levantar todas las restricciones a la ayuda humanitaria.

“Cualquier cosa menos es una falla catastrófica para defender el derecho internacional humanitario y proteger a los más vulnerables”, destacó.

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