Fuentes oficiales indicaron que, durante la plática, Lula insistió en la importancia que las nuevas metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero estén alineadas con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global hasta 1,5 grados centígrados.
Guterres informó que, en los últimos días, mantiene contacto con más de 30 países y que casi todos ellos están trabajando para presentar muy pronto sus nuevas metas.
Como parte de la Alianza Brasil-ONU por la Ambición Climática, creada en septiembre último, Lula y Guterres acordaron celebrar una cumbre para evaluar los avances en este trabajo, fomentar el desarrollo de metas ambiciosas y debatir formas de fortalecer el multilateralismo para responder colectivamente al desafío del cambio climático.
Tal evento se realizará en abril, en formato virtual.
Brasil definió la víspera como momento del cambio o la catástrofe a la COP30, programada para realizarse en Belém, capital del norteño estado de Pará.
En carta abierta divulgada este lunes, el presidente de la COP30, embajador André Corrêa do Lago, advierte al respecto, al delinear los retos del esperado foro.
Con 11 páginas, el texto fue distribuido a los 197 países signatarios de la Convención-Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc).
Se trata, según Corrêa do Lagos, de algo más que una misiva dirigida únicamente a los gobiernos.
«Es un documento también para los parlamentos nacionales, para los tribunales y para la sociedad civil en su conjunto», refiere.
Sin citar específicamente a ningún país, pero en alusión indirecta a Estados Unidos por la salida del Acuerdo de París, el embajador exalta la acción conjunta.
Recalca que la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirar a su país de ese compromiso «debilita el multilateralismo», pero la aplastante mayoría de los países del mundo «cree firmemente» en que las negociaciones globales son el único camino frente al cambio climático.
Al aceptar la realidad y combatir la catástrofe, el cinismo y el negacionismo, la COP30 debe ser el momento de la esperanza y las posibilidades a través de la acción, nunca de la parálisis y la fragmentación, indica la carta.
«El cambio es inevitable, ya sea por elección o por catástrofe. Si el calentamiento global no es controlado, el cambio nos será impuesto, desestructurando nuestras sociedades, economías y familias», apunta Corrêa do Lago.
Para el diplomático brasileño, uno de los aspectos más complicados de las negociaciones es llegar a consensos para aumentar la ayuda a comprometidos países en desarrollo.
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