A las puertas de las conversaciones entre el Gobierno de RDC y el M23, propuestas por la mediación de Angola, las noticias generadas en el bloque europeo tuvieron un impacto directo en la situación congoleña, al convertirse en el argumento para la ausencia de los rebeldes al diálogo en Luanda.
La UE anunció este lunes sanciones contra jefes militares ruandeses, entre los que se incluyen el comandante de las fuerzas especiales desplegadas en la RDC, Ruki Karusisi; el comandante de la tercera división, Eugene Nkubito, y el comandante de la segunda división, Pascal Muhizi, precisó Radio Okapi.
También fueron blanco de medidas el director general de la Junta de Minas, Petróleo y Gas de Ruanda (RMB), Francis Kamanzi, por su papel en el tráfico ilícito de minerales congoleños; y Gasabo Gold Refinery, una empresa especializada en la refinación de oro, por sospecha de trabajar con minerales de zonas de conflictos.
Igualmente fueron sancionados el jefe del ala política del M23, Bertrand Bisimwa; el “gobernador” de Kivu Norte nombrado por la rebelión, Jean Bahati Musanga; el jefe de reclutamiento y propaganda del M23, Désiré Rukomera, y el jefe adjunto de finanzas de los rebeldes, Jean-Bosco Nzabonimpa.
Las medidas restrictivas de la UE se aplican ahora a 32 personas y dos entidades y, de acuerdo con lo establecido, las personas designadas están sujetas a la prohibición de viajar y a la congelación de activos. Además, se prohíbe a los ciudadanos y empresas de la UE poner fondos a su disposición.
Anteriormente el bloque europeo había suspendido sus consultas de defensa con Ruanda.
La respuesta de los rebeldes fue la negativa a asistir a las conversaciones para la paz, previstas en Luanda, por considerar que las “sucesivas sanciones” impuestas a los miembros del grupo, incluidas las adoptadas por la Unión Europea, “comprometen gravemente el diálogo directo e impiden cualquier progreso”.
Al respecto añadieron que estas acciones refuerzan la “política belicista” del presidente de RDC, Félix Tshisekedi.
En tanto, Ruanda anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Bélgica con efecto inmediato, por haber tomado posición a favor de Kinshasa mucho antes y durante el conflicto actual en el este de la RDC.
El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ruanda denunció lo que consideran una movilización sistemática contra Kigali en diferentes foros, “utilizando mentiras y manipulaciones para crear una opinión hostil injustificada”.
Los diplomáticos belgas destinados en el país africano tienen 48 horas para abandonarlo.
Bélgica, por su parte, lamentó la decisión, que calificó de “desproporcionada” y una muestra de la poca disposición al diálogo. Bruselas también está planeando expulsar a los diplomáticos ruandeses.
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