Así pondera en un artículo el reputado comunicador chileno Víctor Osorio, exministro del Gobierno de Michelle Bachelet (2014–2017), publicado en el diario electrónico Crónica Digital y citado este miércoles por medios locales.

Titulado La alquimia de la palabra o un viaje al corazón de la noche, el extenso texto señala que Lispector es «reconocida por su estilo y su exploración profunda de la condición humana. Sus obras profundizan en temas universales como la alienación, la búsqueda de la identidad y el sentido de la vida» y la naturaleza de la comunicación.

Refiere que «en los últimos años, ha experimentado un resurgimiento de popularidad, con nuevas traducciones de sus obras y adaptaciones al cine y al teatro, influyendo además en la música y las artes visuales (…) Clarice Lispector dejó un legado literario único y poderoso, que sigue resonando con los lectores de todo el mundo».

El escrito menciona como su capacidad para capturar la esencia de la experiencia humana la ha posicionado cual autora atemporal.

Revela, además, que cruzó su obra con «el destino de los marginados de su tierra», pues en ellas y en declaraciones «se observa una sensibilidad social y una preocupación por las cuestiones humanas» que la vinculan con postura política comprometida con los explotados, los oprimidos y los sufridos.

Al respecto, recuerda que parte importante de su trayectoria se forjó en tiempos de la dictadura militar en Brasil (1964–1985), período «marcado por la desigualdad social y la represión política».

Más aún, indica que «en algunas entrevistas, Lispector manifestó su deseo de un Brasil con un régimen socialista, adaptado a las necesidades del país».

Por otra parte, alude a la condición judía de la escritora y su familia, identidad con la que mantuvo una postura de oposición.

No abrazó el sionismo, ni la idea de un Estado judío. «Más aún, cuestionó la noción de un «pueblo elegido» y expresó su escepticismo sobre la idea de un nacionalismo judío, que es el rasgo principal del sionismo», puntualiza.

De igual manera, no profesaba la religiosidad judía y anteponía su identidad de brasileña.

El trabajo de Osorio constata que la obra de Lispector «continúa siendo estudiada por su gran originalidad y su profundidad psicológica», así como la singularidad narrativa con que aborda materias profundas como los derechos de las mujeres. Su legado es un testimonio de talento y dedicación a la literatura.

La renombrada escritora falleció de manera prematura en 1977, víctima de un cáncer de ovario. Sin embargo, subraya el exministro chileno, «está más viva que nunca».

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