El “Coloso”, como le llaman los especialistas, mantiene emanaciones de ceniza lesivas a la salud humana y gases como el azufre contaminantes del ambiente, añadió el Observatorio Vulcanológico y Sismológico (Ovsicori) en sus redes sociales.
La disminución de la actividad eruptiva viene ocurriendo desde el pasado viernes 11 de abril, confirmó el reporte de la institución especializada en el tema.
“Cuando hay observación de la pluma (columna de humo), aunque las últimas ascendieron hasta 200 metros, notamos que es más débil la erupción en términos de fuerza y de contenido de partículas, pero estas son emitidas todavía por el volcán”, aseguró el vulcanólogo Geoffroy Avard.
Las erupciones del Poás, no obstante, mantienen emanaciones de ceniza, gases volcánicos y balísticos, entre estas últimas rocas incandescentes, agregó el estudioso.
El volcán –agregó- registró tres pulsos con mayor energía durante el período transcurrido entre el 16 y el 17 de abril, actividad que generó incandescencia en la boca A del cráter y en las erupciones más frecuentes de la boca C.
Los vientos corren hacia el suroeste del volcán, lo cual puede generar afectación en zonas norteñas cercanas comprendidas en ese punto cardinal, como Grecia o Sarchí, además del fuerte olor a azufre y sus efectos químicos en al ambiente y en la contaminación de los ríos.
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