No me gusta, dejen la etapa como está y no la hagan más complicada, afirmó el llamado “pequeño caníbal”, heredero del su legendario compatriota Eddy Merckx.

Sus declaraciones en Chaudfontaine, a dos días de la carrera Liège-Bastogne-Liège, llaman la atención, asumiendo que el bohemio Montmartre le trae al atleta de 25 años buenos recuerdos de los Juegos Olímpicos de París 2024, en los que sumó dos coronas, la contrarreloj y la ruta.

El 3 de agosto un mar de personas, muchas de ellas belgas, inundaron la colina para presenciar un hermoso espectáculo con la Basílica del Sagrado Corazón como testigo, sitio donde los mensajes de aliento a Evenepoel retumbaron.

Sobre la mesa está la opción de añadir a Montmartre en el recorrido de la etapa 21 del Tour de Francia, clásico señalado del 5 al 27 de julio, con el propósito de aumentar el interés en el cierre de la competición ciclística más famosa del planeta.

La visión es que a la etapa final de la Grande Boucle suele llegarse con todo definido, por lo que el pelotón multicolor más bien flota hacia el tradicional cierre en la avenida de los Campos Elíseos.

Hace dos semanas, el prefecto de la Policía de París, Laurent Núñez, negó que esto sea un hecho, aunque reconoció que el tema está bajo evaluación.

Todavía es un asunto en instrucción, dijo a la prensa el policía mayor de la capital francesa, ante rumores de que el propio presidente Emmanuel Macron intercedió para incorporar la colina de Montmartre como impulso hacia el embalaje de cara a los Campos Elíseos.

Para Evenepoel, si en definitiva esto sucede, se habrá sumado un estrés suplementario, que tildó de inútil.

El belga es uno de los favoritos para el Tour de Francia, carrera en la que es considerado el único capaz de romper la hegemonía de los monstruos Tadej Pogacar (Eslovenia) y Jonas Vingegaard (Dinamarca), los triunfadores de los últimos cinco clásicos, tres veces el balcánico y dos el escandinavo.

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