El cautiverio porteño de la paquiderma fue criticado por protectores de los animales según los cuales vivía en malas condiciones.

La mudanza, larga, dos mil 700 kilómetros, de la proboscidia fue inmejorable pues estuvo a cargo de un cortejo de cuidadores y veterinarios que le dispensaron cuidados dignos de una reina para evitarle traumas y prepararla para su nueva residencia.

Con todo y esas atenciones, Pupy muestra reticencia a ocupar su nueva vivienda, síntoma que los expertos creen que desaparecerán cuando constate la abundacia de agua, comida a escoger y el entorno de su nueva dirección, la reserva natural de Chapadas Dos Guimarães, donde el clima es cálido todo el año.

A todo ello se suma que nunca volverá a padecer soledad, por el contrario, ya que en la zona habitan otros cinco semejantes del sexo masculino que, de seguro, pronto tomarán nota de su presencia.

Cuenta habida que la esperanza de vida de los paquidermos es de entre 70 y 100 años es dable suponer que Pupy, una femme a trente ans (mujer de 30 años), que los franceses, que saben del amor, consideran la mejor edad y los italianos, también duchos, llaman bocato di cardenale, que en buen romance significa una exquisitez

O lo que quienes en el español más circunspectos, llaman dama en estado de merecer, aunque no especifican qué.

De momento es imposible saber si los antiguos residentes pelearán por la nueva vecinita o encontrarán terreno de entendimiento, pero puede suponerse que la atmósfera amorosa en el Matto Grosso sufrirá modificaciones si son a las buenas, mejor para todos.

Si las disputas por monopolizar los amores de Pupy llegan a mayores, pues así sea, ella mirará los toros, o mejor, los elefantes, desde la barrera y pensará que demoró, pero su tiempo de felicidad, después de tanto sufrimiento, al fin llegó.

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