El diplomático depositó una ofrenda floral en la tumba del dirigente egipcio, instalada en un mausoleo ubicado en una mezquita que lleva su nombre en esta capital.
Más tarde visitó el museo dedicado al líder de la Revolución de 1952, que derrocó a la Monarquía e instauró la República en Egipto, y luego presidente de esta nación norafricana de 1954 a 1970.
Abierto en 2016, el museo ocupa la antigua residencia de Nasser en el barrio de Heliópolis, donde vivió con su familia durante casi dos décadas, y alberga vídeos, fotos, piezas personales y de trabajo, así como regalos de dignatarios extranjeros, incluido un humidor donado por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Precisamente, Pellicer destacó el encuentro de ambos líderes en Nueva York, en 1960, y la lucha de ambos contra la pobreza y las desigualdades.
Nasser es un ejemplo no solo para la región sino también para el resto del mundo, recalcó.
Pellicer estuvo acompañado por Abdel Hakim Nasser, hijo del exmadatario, quien explicó diversos aspectos de la vida y obra de su padre, así como anécdotas y hechos históricos trascendentales para el país como la nacionalización del Canal de Suez, la reforma agraria o las guerras contra Israel.
También participaron Odalys Capote, primera secretaria a cargo de asuntos consulares de la embajada cubana aquí, y Ashraf Mounir, director de las Américas de la cancillería local, así como miembros de la Asociación de Amistad Egipto-Cuba, incluido su presidente, el periodista Kamal Gaballa.
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