Strumiello, conocido como el «inventor de Sao Vicente», municipio en el litoral del estado de Sao Paulo, se volvió anteriormente viral en redes sociales con un vehículo anfibio y el denominado Ka-rrão, un modelo Ford Ka transformado en deportivo. El portal UOL refiere que ahora decidió apuntar al lado opuesto de la escala automovilística y presentó el Nanico P50, un microcoche a gasolina, de apenas 1,33 metros de largo, 78 centímetros de ancho y 1,03 metros de alto. Cabe en un ascensor.

«De hecho, está inspirado en el Peel P50, un coche inglés considerado el más pequeño del mundo. Pero el mío es más pequeño, tiene cuatro ruedas y marcha atrás. Viajan dos personas delgadas, apretadas», bromeó Strumiello.

La estructura de su fantasía fue creada a partir de una silla de ruedas motorizada, otra idea de Caio, muy utilizada por usuarios en regiones como el nordeste.

«Dibujo en cartón, lo recorto, ensamblo un lado, el espejo en el otro y armo la carrocería. El faro, la luz trasera, todo se crea en el momento», explicó.

Todo el proceso tomó solo 20 días para convertir una idea en un automóvil funcional: otra adición al estante de inventos locos y brillantes de Strumiello, pondera el sitio.

Esta no es su primera experiencia con coches enanos. En 2012, ya había creado el que entonces se consideraba el más pequeño del mundo: el primer Nanico, de dos metros de largo, con una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora y un consumo de 45 kilómetros por litro.

Tal modelo se convirtió en sensación mediática, incluso fue presentado en el programa de televisión Domingo del Faustão.

Pero, asegura UOL, como sucede con muchas buenas ideas en Brasil, el proyecto acabó nunca saliendo de la mesa de dibujo.

El Nanico P50 utiliza un motor de 50 o 100 centímetros cúbicos, según la configuración, y alcanza hasta 60 kilómetros por hora. ¿Su mayor activo? Consumo: unos impresionantes 40 kilómetros por litro. «¡Y no se moja con la lluvia!», destacó el fabricador.

A la pregunta: ¿puede funcionar legalmente?, el especialista Marco Fabricio Vieira respondió al portal que existen caminos y varios desafíos para legalizar un vehículo casero en Brasil, pero si es posible registrarlo.

Vieira mencionó disímiles vericuetos del proceso y la inspección técnica y facturas de todas las piezas usadas.

Además, la legislación brasileña limita la fabricación a solo dos vehículos artesanales por persona al año, lo cual restringe la posibilidad de producción a gran escala, a menos que el proyecto evolucione.

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