La estadística evidencia una crisis profunda en el sistema educativo nacional, comprendida la falta de personal especializado, lo cual agrava el panorama, porque apenas un seis por ciento de las escuelas primarias ticas cuentan con profesionales en orientación, señala el estudio.
Las denuncias revelan que en 2019 fueron 186 casos de acoso escolar; en 2023, 826; y en el primer semestre del año pasado fueron 454, lo cual posiciona al país como el número uno a nivel mundial en esta problemática, precisa el informe del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Los afectados por el bullying suelen experimentar una profunda afectación emocional: pérdida de autoestima, miedo constante, aislamiento social y, en muchos casos, consecuencias psicológicas duraderas como ansiedad o depresión”, afirmó Álvaro Solano, director de Psicología de la Universidad privada Fidélitas.
Según el experto, ese acoso puede manifestarse en todas las etapas educativas, pero su forma y gravedad pueden variar, pues en la educación primaria, aparece como burlas o exclusión social.
“A medida que los estudiantes crecen –reconoce el estudioso- las formas de acoso devienen más sofisticadas y dañinas, incluyendo el ciberacoso y la violencia física. Es fundamental abordar el problema en todas las edades y adaptar las estrategias de prevención e intervención a cada grupo etario”.
De acuerdo con Solano, casos recientes de agresiones escolares viralizadas generan alarma. “Cuando la violencia y el bullying alcanzan niveles tan humillantes y se viralizan en redes –alertó- no solo se profundiza el trauma de la víctima, sino que se normaliza la agresión entre pares”.
El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes es un estudio organizado por la OCDE para evaluar habilidades y conocimientos de estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias.
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