Las amenazas provienen del organismo regional SOGEM, que emitió una advertencia a la empresa estatal de energía de Malí para que realice los pagos, en un país con una seria crisis económica.
Según especialistas, la presa de Manantali tiene una capacidad instalada de 200 megavatios y envía energía también a Senegal y Mauritania, y las instalaciones están cofinanciadas por la Organización para el Desarrollo del Río Senegal.
Esta situación afecta un país, sumido también en la reciente suspensión por segunda vez en menos de un año de todas las actividades políticas por parte de la junta militar que gobierna esta nación africana.
Según un decreto publicado en el Boletín Oficial, la medida se extiende también a las asociaciones y organizaciones que se identifiquen con un carácter político, cuyas actividades quedan igualmente paralizadas mientras la suspensión siga vigente, destacaron la víspera fuentes locales.
Por otra parte, Malí, al igual que varios países del Sahel, entre ellos Burkina Faso y Níger, combate a grupos armados que tratan de expandir la insurgencia islamista hacia estados del África Occidental.
Junto a Níger y Burkina Faso, Malí fundó la Alianza de Estados del Sahel después de pedir la salida de las tropas de Francia, la ex metrópoli colonial, instaladas en sus territorios.
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