Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
Con este desfile, convocado con punto de partida en la Plaza Húmboldt a las 10:00 hora de Bolivia, concluirá aquí una semana conmemorativa por el aniversario 80 de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.

La primera marcha de este tipo se realizó en la ciudad rusa de Tomsk en 2012 con la presencia de unas cinco mil personas; un año después, la iniciativa se extendió a Kazajstán y Ucrania, y en 2014 se unieron ciudades de Bielorrusia y Kirguistán.
En 2015, tras un desfile de varias horas de más de 500 mil personas por la avenida moscovita Tverskaya con el presidente ruso, Vladimir Putin, al frente con un retrato de su progenitor, este homenaje a los héroes de la Gran Guerra Patria se extendió a toda la Federación y a otros países.
Tres años después, sumaron 10 millones los participantes en esta iniciativa que tiene como objetivo preservar la memoria histórica al concretar la consigna de que “nada ni nadie está olvidado”.
Precisamente, este propósito fue el hilo conductor este viernes en el paceño cine teatro Seis de Agosto del Gran Concierto del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria, protagonizado por alumnos y profesores del Colegio Ruso-Boliviano y la Casa Rusa Asociada en el Estado Plurinacional, al cual asistió Prensa Latina.
Bajo el liderazgo de la directora de ese plantel inclusivo, Yelena Lekotnseva, la asesoría y participación de artistas bolivianos y antiguos alumnos de esa escuela, la gala resultó emotiva hasta las lagrimas por la representación artística de la gran epopeya soviética, decisiva en el desenlace de la Segunda Guerra Mundial.
En presencia de una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado y de un público que colmaba la sala, el embajador de Rusia, Dmitri Verchenko, afirmó al hacer la introducción que el 9 de mayo “fue un triunfo del bien sobre el mal, del amor contra el odio irracional”.
Después, los estudiantes, docentes y artistas invitados cautivaron y emocionaron al público con las “canciones y poesías de la guerra”, coreografías que recrearon las conmovedoras proezas del pueblo soviético entre 1941 y 1945, mientras una gran pantalla de fondo mostraba el testimonio audiovisual de aquellos acontecimientos.
Con información en ruso y español, el público entró en contacto con una masacre como la cometida por las tropas hitlerianas en la aldea bielorrusa de Jatym y entendieron por qué 14 territorios exsoviéticos ostentan el título de Ciudad Héroe.
La Sinfonía número Siete Leningrado (hoy San Petersburgo), escrita por el músico Dmitri Shostakovich mientras compartía junto a sus conciudadanos el criminal bloqueo que duró 872 días y provocó más de un millón de muertes, fue la banda sonora de las imágenes en movimiento de esa tragedia que no logró doblegar a los leningradenses.
Fue emocionante la presencia de Silvia, la hija del gran compositor boliviano Nilo Soruco, quien junto a un coro infantil interpretó Que siempre brille el sol, canción que le enseñó su padre cuando era niña, tras el regreso de un viaje a la Unión Soviética.

Muchos egresados de centros de enseñanza rusas vieron sobre el escenario la recreación del reencuentro de los combatientes sobrevivientes de unidades de combate en la Gran Guerra Patria, quienes cada 9 de mayo se reúnen y bailan en la Plaza del teatro Bolshoi o en el Parque de la Cultura en homenaje a sus compañeros caídos.
El cierre con la canción Día de la Victoria mientras en el escenario ondeaban banderas rojas como la que coronó en la cúspide del Reichstag, en Berlín, la rendición del régimen fascista, provocó la ovación de un público que, puesto de pie, premió a los protagonistas del espectáculo.
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