El tema fue motivado por la visita del nuncio apostólico, Paolo Rocco, a la mandataria, para invitarla —según trascendidos y como manda el protocolo entre estados—, al citado acto solemne.
El tema es materia de controversia, pues los parlamentarios han reaccionado a favor o en contra de otorgarle esta vez el permiso, discusión que tendrá que resolverse pronto, pues la entronización será dentro de ocho días.
La mandataria no pudo viajar al Vaticano para asistir a las exequias del papa Francisco, pues el Parlamento le negó la indispensable autorización para viajar, debido a la grave situación de desborde de la criminalidad organizada y otros problemas.
Ante la nueva posibilidad de viajar, las opiniones se dividieron, pues algunos legisladores que se negaron a dar luz verde a la salida, esta vez se expresaron a favor, mientras otros mantienen su posición anterior, en contra.
El presidente del Parlamento, Eduardo Salhuana, del partido Alianza para el Progreso —aliado del Gobierno—, dijo que si Boluarte solicita el permiso, la decisión la tomará el pleno congresal, y adelantó que ve con simpatía la posibilidad, por tratarse de un Papa fuertemente vinculado a Perú.
El congresista Jorge Montoya, de derecha extrema, dijo que sigue pensando que la presidenta no debe viajar, pero esta vez hay que hacer una excepción, porque el papa tiene nacionalidad peruana y ha vivido aquí la mayor parte de su trayectoria sacerdotal.
Distinta fue la posición de la legisladora centro-izquierdista Susel Paredes, quien, al ser preguntada sobre el tema, respondió que “hay que ser muy sinvergüenza para querer viajar”.
El parlamentario izquierdista Flavio Cruz declaró que los peruanos tienen sentimientos totalmente distintos respecto a la presidenta y al Papa y si ella viaja “podría perturbar el sentimiento de alegría que viven los peruanos” por la elección de un pontífice muy vinculado a este país.
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