La Policía de Filipinas arrestó a Duterte el pasado 11 de marzo, en esta capital, en cumplimiento de una orden de la Corte Penal Internacional (CPI), donde está acusado de trasgresiones relacionadas con su sangrienta guerra contra las drogas y cometidas cuando el país todavía era miembro de ese tribunal.
El político, de 79 años de edad, fue trasladado a la sede de la CPI, en La Haya, Países Bajos.
La investigación de la CPI gira en torno a la mortífera guerra contra el narcotráfico desplegada por Duterte cuando era alcalde de Davao, ciudad de 1,7 millones de habitantes en la isla de Mindanao, en el sur de este archipiélago, considerada una de las urbes principales del país y bastión político de su familia.
Hace ocho meses, el exmandatario confesó haber dirigido un escuadrón de la muerte a fin de combatir la delincuencia y acabar con el crimen.
Para desplegar su guerra contra las drogas, dijo textualmente que hizo lo que tenía que hacer.
Duterte fue alcalde de Davao un total de 22 años en tres etapas: 1988-1998, 2001-2010 y 2013-2016, en ese último año se convirtió en presidente de la nación hasta 2022.
La referida urbe pasó de estar en la lista de las ciudades más peligrosas de Filipinas a ser una de las más seguras y el dirigente lo imputó a su política de tolerancia cero con la delincuencia.
Tal estrategia implicaba numerosas violaciones de los derechos humanos, incluidas ejecuciones extrajudiciales de presuntos delincuentes.
“No cuestionen mis políticas porque no ofrezco disculpas ni excusas. Hice lo que tenía que hacer y, lo crean o no, lo hice por mi país”, declaró Duterte en una audiencia ante el Senado filipino, en octubre de 2024.
Por su parte, la hija del exdignatario, Sara Duterte, destituida en febrero como vicepresidenta del país, aseguró a la prensa que los abogados familiares están estudiando cómo podría el padre convertirse oficialmente en alcalde, para gobernar en Davao desde la cárcel en Países Bajos.
Aunque en las elecciones intermedias iniciadas la víspera se deciden más de 18 mil cargos, desde escaños en la Cámara de Representantes hasta alcaldías municipales, el resultado más escandaloso es este, sin dudas.
Los actuales comicios estuvieron marcados por la tensión entre dos grandes dinastías políticas de Filipinas: Marcos y Duterte.
Ferdinand Marcos, hijo del exdictador filipino homónimo, ostenta el cargo de presidente y fue clave en la destitución de su vicepresidenta como en la detención y envío a La Haya del padre de la funcionaria.
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