Según el Ministerio de Educación, tres indicadores clave fueron los que más aportaron a la mejoría alcanzada: el rezago escolar, la asistencia escolar y el bajo logro educativo.

El primero de ellos, que evalúa si los hogares colombianos cuentan con al menos una niña, niño o adolescente entre siete y 17 años con menos años de estudio de los que debería tener según su edad, cayó 2,3 puntos porcentuales; del 24,3 al 22 por ciento.

Esta, indicó la entidad, fue la mayor disminución de entre todos los indicadores del índice en 2024, y también la reducción más grande para ese acápite en los últimos años, lo que refleja progresos en acceso y permanencia en el sistema.

Por su parte, la inasistencia escolar, que identifica si en los hogares hay por lo menos un menor entre seis y 16 años que no estudia, también mostró una mejora: pasó del 2,3 en 2023 al 1,8 por ciento el pasado año.

Por primera vez, desde que se tiene registro, se ubicó por debajo del dos por ciento, lo que quiere decir que más niñas y niños estuvieron en las aulas.

Otro resultado importante fue la disminución del indicador de bajo logro educativo, que mide si las personas mayores de 15 años en un hogar tienen, en promedio, menos de nueve años de escolaridad,

El indicador bajó del 39,4 al 38,3 por ciento en 2024, lo que representa una reducción de 1,1 puntos porcentuales, de acuerdo con el reporte de la cartera ministerial.

Dicho resultado, destacó, fue la segunda mayor caída entre todos los indicadores del índice, y refleja avances en la calidad de la educación básica, y el acceso y permanencia en los niveles de educación media y superior.

El IPM analiza el bienestar de los hogares colombianos desde varios ámbitos de la vida y más allá de su ingreso económico al medir 15 indicadores relacionados con áreas como educación, condiciones de la niñez, salud, trabajo y vivienda.

En 2024, la pobreza multidimensional se ubicó en 11,5 por ciento.

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