Dicho balance final 4-2 entre ambos partidos coloca ahora al once morado frente al Alajuelense, que también avanzó a la final, mediante tortuosa victoria ante el Puntarenas, para exhibir una nueva edición del Clásico del fútbol nacional por la definición del campeonato.
El avance del Saprissa a la final rompió las aspiraciones florenses de lograr una remontada al jugar en su terreno del Carlos Alvarado con el apoyo de sus fans en el partido de vuelta este miércoles.
“Si ellos pudieron meter cuatro, nosotros también podemos hacerlo en nuestra casa”, declaró el técnico herediano Jafet Soto tras su derrota en patio ajeno, pero la respuesta este miércoles de su rival Paulo César Wanchope fue, sobre todo, cerrar el cuadro para evitar que nada de eso ocurriera.
Y lo logró: “Herediano gana pero no le alcanza -sentenciaron los medios. Saprissa avanza a la final de la segunda fase del Clausura 2025. La victoria no fue suficiente para remontar el abultado 4-0 que Saprissa había conseguido en el juego de ida».
El Herediano, en verdad, intentó una ofensiva para ganar con una diferencia mayor del 2-0 en casa, pero le faltó un poco más para triunfar en el balance, aunque –como expresó el diario Claro Sports- “demostraron orgullo y carácter, pese a quedarse cortos en la búsqueda de una remontada épica”.
“La formación de Jafet Soto –añade esa publicación- salió desde el primer minuto con la convicción de que era posible la remontada. Saprissa, por su parte, adoptó una postura más cautelosa, buscando manejar los tiempos del partido y sostener la amplia ventaja conseguida en el capitalino terreno del Tibás”.
El primer gol, al minuto 40 mediante Marcel Hernández, quien conectó de cabeza ante un centro de Luis Ronaldo Araya, encendió al público y alimentó la referida ilusión de una noche histórica.
Algo parecido ocurrió en el inicio mismo del segundo tiempo, en el minuto 52, cuando Luis Ronaldo Araya marcó el segundo desde fuera del área.
Pero, finalmente, el solitario aunque ganador 2-0 dejó al Herediano con las ganas de un avance hacia la final que en verdad mereció, pero la estadística inexorable del fútbol nunca se inclina ante merecimientos.
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