miércoles 25 de junio de 2025
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José «Pepe» Mujica y el árbol de sequoia

Montevideo, 17 may (Prensa Latina) Llueve en Uruguay, también en Rincón del Cerro, al oeste de esta capital, donde reposan las cenizas del expresidente José Mujica, cuya muerte marca apenas hoy el inicio de su trascendencia en su patria y otros lares.

Cuba, Brasil, Bolivia y en otros lares su fallecimiento mereció duelos oficiales en esos países, que aquí se cumplió hasta ayer.

Varios miles de sus compatriotas, entre seguidores y también adversos en la política, integraron la larga fila de quienes acudieron a rendir tributo en el Palacio Legislativo, donde hubo capilla ardiente durante los últimos dos días.

Hasta allí presentaron respetos embajadores y representantes de más de 40 países y organismos internacionales.

También hubo delegaciones del País Vasco y una de alto nivel del gobierno de Venezuela, pese a que las embajadas respectivas están prácticamente cerradas.

Allí llegaron los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric, respectivamente.

Lula lo calificó de «ser humano excepcional» y dijo que se unirá al papa Francisco en otra dimensión, por el bien de la humanidad y su futuro.

Fue un filósofo contemporáneo, acotó una seguidora que cumplió horas para pasar ante su féretro y le reconoció su preocupación por el futuro del ser humano.

Con sus controversias, aciertos y errores es un referente nacional y más allá, expresó otra de muchas de las personas que concurrieron al Palacio Legislativo para rendir tributo al uruguayo contemporáneo con mayor reconocimiento mundial.

Llueve en la Rincón del Cerro, y germinan las prédicas de Pepe Mujica al pie del árbol de sequoia, donde descansan sus cenizas.

La sequoia se precia por su longevidad, altura y resistencia. Se le ve como puente entre el mundo físico y el espiritual.

oda/ool

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