Cuba, Brasil, Bolivia y en otros lares su fallecimiento mereció duelos oficiales en esos países, que aquí se cumplió hasta ayer.
Varios miles de sus compatriotas, entre seguidores y también adversos en la política, integraron la larga fila de quienes acudieron a rendir tributo en el Palacio Legislativo, donde hubo capilla ardiente durante los últimos dos días.
Hasta allí presentaron respetos embajadores y representantes de más de 40 países y organismos internacionales.
También hubo delegaciones del País Vasco y una de alto nivel del gobierno de Venezuela, pese a que las embajadas respectivas están prácticamente cerradas.
Allí llegaron los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric, respectivamente.
Lula lo calificó de «ser humano excepcional» y dijo que se unirá al papa Francisco en otra dimensión, por el bien de la humanidad y su futuro.
Fue un filósofo contemporáneo, acotó una seguidora que cumplió horas para pasar ante su féretro y le reconoció su preocupación por el futuro del ser humano.
Con sus controversias, aciertos y errores es un referente nacional y más allá, expresó otra de muchas de las personas que concurrieron al Palacio Legislativo para rendir tributo al uruguayo contemporáneo con mayor reconocimiento mundial.
Llueve en la Rincón del Cerro, y germinan las prédicas de Pepe Mujica al pie del árbol de sequoia, donde descansan sus cenizas.
La sequoia se precia por su longevidad, altura y resistencia. Se le ve como puente entre el mundo físico y el espiritual.
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