El escenario, extremadamente delicado, tiene por un lado al mandatario del país, Gustavo Petro, afirmando que el ejercicio de participación ciudadano se malogró debido a maniobras fraudulentas empleadas en el Congreso y asegurando que radicará otra vez la propuesta, esta vez con una pregunta adicional sobre el servicio de salud.
En tanto, por el otro, está la discusión en la Comisión Cuarta del Senado de la revivida reforma laboral que respaldaba el Gobierno, pero que fue archivada el pasado 18 de marzo por ocho congresistas de la Comisión Séptima.
El miércoles 14 de mayo fue un día convulso que dejó un panorama aún más agitado.
Durante esa jornada, los senadores fueron convocados para emitir su voto sobre el ejercicio de participación ciudadana, sin embargo, antes de que ese proceso tuviera lugar, se incluyó en el orden del día la votación de una apelación que dos meses atrás radicó un legislador con la esperanza de reanimar la agonizante reforma laboral.
Fue justamente el naufragio de ese proyecto de ley el detonante para que Petro convocara a una consulta popular.
Su objetivo con ese llamado, según declaró, es que fuera la propia ciudadanía quien decidiera sobre cuestiones que antes contenía el proyecto, como la implementación de una jornada laboral de ocho horas, pagos adicionales por días festivos, mejores condiciones de contratación y derechos a pensión para los campesinos, entre otros.
Si bien el Gobierno daba por ya por perdida esa opción, con 68 votos a favor y solo tres en contra (la bancada del Pacto Histórico se abstuvo de participar en ese sufragio), la corporación avaló el recurso interpuesto por el senador Fabián Díaz de Alianza Verde y avaló la resurrección de la iniciativa.
Ese escenario signó entonces el destino adverso de la votación de la consulta que se hizo a continuación pues, al renacer la reforma laboral, algunos legisladores adujeron que ya no tendría sentido convocar a la ciudadanía a las urnas para que se pronunciase sobre los mismos temas.
Ahora, la iniciativa ya aprobada por la Cámara de Representantes, se retoma en su tercer debate en la Comisión Cuarta que, según su presidenta Angélica Lozano, desarrollará todo el trámite sin riesgo de ser archivada.
Para hoy está programada una audiencia pública, para los siguientes días harán sus exposiciones los ministros de Trabajo y del Interior y de representantes de distintos sectores, mientras que la discusión entre los senadores del comité comenzaría la próxima semana.
El Gobierno advierte que los tiempos para los análisis son apretados pues la actual legislatura culminará el próximo 20 de junio, lo cual tensa la cuerda para el cuarto debate, que debe ser en Plenaria, y para cualquier gestión de conciliación con el texto aprobado por los representantes desde octubre del pasado año.
En virtud de esa circunstancia, el ministro del Interior, Armando Benedetti, radicó un mensaje de urgencia e insistencia ante el Congreso para acelerar el trámite de la reforma.
Según planteó, el objetivo es que el Senado dirima, en el término máximo de 30 días, el proyecto de ley, y para que se desplace cualquier otro asunto de la agenda.
En tanto, Petro afirma que la consulta popular, que se hundió con 47 votos a favor y 49 en contra, es víctima del fraude y del boicot de los sectores de oposición.
“El uribismo hundió la reforma laboral en la Comisión Séptima, y como la revivimos como consulta, ahora hunde la consulta para revivir la misma reforma laboral que hundió. Todo un desastre de partido”, comentó en alusión a los seguidores del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).
También alertó que ahora tratarán de ahogar otra vez el proyecto de ley que hace dos años presentó su administración al Congreso.
Consideró entonces que corresponde al pueblo salir al paso, y en varios mensajes pidió que la ciudadanía se declare en asamblea permanente en defensa de sus derechos.
“La movilización generalizada de la sociedad puede incluso lograr, apelando a la buena conciencia que siempre existe en los humanos, que se apruebe la reforma laboral y avance la reforma a la salud”, manifestó el jefe de Estado.
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