Los 38 migrantes (incluidos 19 menores), que originalmente serían 18, según anticiparon el pasado viernes las autoridades, arribaron este lunes en un vuelo chárter al aeropuerto internacional de la norteña ciudad de San Pedro Sula, considerada la capital industrial de este país.

Fueron recibidos en la terminal aérea por el vicecanciller Antonio García y el director del Instituto Nacional de Migración, Wilson Paz, funcionarios encargados de explicar a los retornados el plan de reinserción social puesto en marcha por la presidenta Xiomara Castro, a principios de año.

García explicó a periodistas que el flamante programa impulsado por la administración de Donald Trump permite a los indocumentados regresar de forma voluntaria y con dignidad, sin enfrentar procesos de detención ni deportación forzosa, enfatizó.

El trámite de “autodeportación” se realiza a través de una aplicación en línea conocida como CBP Home, que reemplazó a CBP One (para programar citas de asilo).

CBP Home incluye una funcionalidad denominada Intent to Depart (Intención de salida), mediante la cual los inmigrantes pueden registrar su decisión de repatriarse voluntariamente.

Algunos de los hondureños retornados relataron que el gobierno estadounidense gestionó los boletos aéreos y les entregó una ayuda económica de mil dólares.

Esta herramienta permite a los indocumentados notificar su intención de regresar a sus países, sin verse sometidos a consecuencias legales más severas, como una deportación forzada con prohibición de reingreso a territorio norteamericano.

A través del programa nacional Hermana, hermano, vuelve a casa, a su llegada a la nación centroamericana los migrantes reciben 100 dólares, un bono para adquisición de alimentos y otros mil dólares para quienes deseen emprender alguna actividad económica.

La misma asistencia humanitaria que, desde inicios de año, el ejecutivo de Castro concede a los compatriotas deportados desde Estados Unidos.

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