Murieron de hambre y sed ocho días después que el vehículo que los transportaba junto a otra treintena de viajeros sufrió una avería y los abandonó a su suerte, dijo a la prensa un portavoz de los rescatistas.
Libia, dividida entre dos gobiernos, uno con sede en esta capital y el otro asentado en Tobruk (este), esta también en medio de una guerra.
A pesar de ese conflicto, bandas de traficantes de personas protegidas por grupos paramilitares que controlan zonas libias hacen su agosto con el tráfico de personas, sobre todo de africanos de países al sur del Sahara, que buscan en Europa la posibilidad de sobrevivir a conflictos, epidemias y el subdesarrollo secular dejado por el colonialismo.
Ese negocio cobró auge tras el derrocamiento del gobierno constitucional libio y el asesinato del líder Muammar el Gadafi por una agresión militar de la OTAN basada en la interpretación sesgada de una resolución dl Consejo de Seguridad de la ONU.
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