En el acto, el mandatario reconoció la importancia de esta acción, que traslada el proceso de diálogo iniciado desde hace más de un año y el compromiso del Gobierno en aras de resolver los problemas identificados.

Por el otro lado, subrayó el político de 67 años, el respaldo de ese pueblo cachiquel para ir construyendo estos lazos de relación y de desarrollo participativo que nos va a permitir avanzar juntos.

Esto nos va a permitir a todos caminar en dignidad y dejar atrás el Estado racista del pasado, remarcó el abanderado del partido Movimiento Semilla.

Reconoció las luchas y resistencias de esa comunidad y el protagonismo de las mujeres en el sistema de autoridad.

El presidente reafirmó su compromiso con los derechos de los pueblos indígenas y contra la corrupción para cambiar esas dinámicas “que nos han heredado tantas historias de pobreza y de exclusión”.

Expresó su confianza en el diálogo intercultural y en el reconocimiento mutuo entre las instituciones del Estado y las comunidades originarias para construir una nueva relación.

El camino apenas empieza y tenemos aún muchos retos por delante, consideró el mandatario, exdiplomático y exdiputado.

Tenemos adversarios poderosos, pero estoy convencido de que juntos, en la unidad y la memoria de nuestros ancestros podremos defender el camino recorrido hasta hoy, enfatizó.

La agenda priorizó temas como medio ambiente, economía comunitaria, seguridad, infraestructura, educación y salud, con soluciones viables y coordinadas.

El jefe de Estado suscribió antes iniciativas de este tipo con los pueblos garífuna, ixil, ch’orti, tujaal, xinca, de Santa Lucía Utatlán, Sololá; Uspantán y Chichicastenango, Quiché.

Analistas locales destacaron que desde hace más de un cuarto de siglo no se había abierto un diálogo como este, con desafíos en una sociedad que aún concibe al indígena como subordinado.

Requiere audacia de la actual administración nacional y una propuesta política desde los pueblos que permita tejer acuerdos de avanzada, plantearon.

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