Después de una ceremonia que rindió homenaje al recientemente fallecido papa Francisco, gran amante del deporte y defensor de sus valores, el Giro inició en el corazón del Vaticano, cuarto país recorrido en esta edición, que estuvo cargada de simbolismo.
El británico Simon Yates (líder general), el mexicano Isaac del Toro (mejor joven), el italiano Lorenzo Fortunato y el danés Mads Pedersen encabezaron al grupo que se acercó al Santo Padre, quien ofreció palabras de aliento: «Cuidar cuerpo, mente y espíritu. Que Dios os bendiga. Enhorabuena».
Urbano Cairo, presidente de RCS Mediagroup, y el director del Giro, Mauro Vegni, obsequiaron al Papa una maglia rosa como símbolo de unidad entre fe y deporte. El colombiano Nairo Quintana, conmovido, fue el último en saludar al pontífice antes de que los ciclistas retomaran la marcha hacia Roma.
La escena, solemne e inolvidable, selló con espiritualidad una edición marcada por la memoria y el respeto al legado de Francisco, testigo silencioso desde lo alto de la Plaza de San Pedro.
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