En una entrevista publicada por el diario La Stampa, Parolin se refirió a la reunión del pasado 2 de junio en Estambul, entre enviados de Rusia y Ucrania, como parte del proceso para poner fin al conflicto e indicó que, aunque parezca un fracaso, “espero que pueda considerarse un primer paso hacia la paz”.

El diplomático del Vaticano manifestó que “la Iglesia y la Santa Sede siguen apoyando tanto a los actores internacionales como a los líderes de las naciones y piden a todos que no cierren la puerta al diálogo, porque solo así veremos algún día una paz auténtica, justa y duradera”.

“La verdadera paz se construye desde dentro, es fruto de un diálogo profundo, respetuoso y serio entre las partes implicadas” y “es justa solo cuando reconoce y protege la dignidad de todos, sin humillaciones, sin condiciones que dejen heridas abiertas”.

A la vez, precisó, es duradera “solo si se basa en fundamentos sólidos de derecho internacional, respeto a la justicia y la libertad, no en equilibrios precarios garantizados por las armas”, añadió Parolin, quien enfatizó que “las armas pueden y deben silenciarse para dar paso a la esperanza de paz”.

En relación con el agravamiento de la situación en Medio Oriente, donde continúan los ataques de Israel contra la Franja de Gaza, que ya causaron la muerte a más de 54 mil palestinos, el secretario de Estado reiteró la posición del Vaticano, que exige el alto el fuego y “el levantamiento urgente del bloqueo a la ayuda humanitaria”.

“Como esperan muchos países, la Santa Sede también cree que estas negociaciones deben enmarcarse en un proceso político que tenga como objetivo resolver la cuestión entre Israel y Palestina de forma más integral y estabilizar todo Medio Oriente”, manifestó.

Sobre la actual carrera armamentista consideró que “el crecimiento del gasto militar en los últimos años, cuya dinámica se intensificó recientemente, demuestra la fuerte percepción de un mundo inseguro y fragmentado” y subrayó “el deber de limitar las capacidades militares a las necesarias para la seguridad y la legítima defensa”.

La acumulación excesiva de armas contribuye a “una desestabilización que puede conducir a una situación dramática para todos”, argumentó Parolin, a la vez que expresó la urgencia de “encontrar un equilibrio pacífico en las relaciones internacionales y continuar un esfuerzo coordinado para un impulso pacificador hacia el desarme”.

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