El presidente panameño, José Raúl Mulino, ratificó el compromiso de su país con el contingente que está involucrado en la lucha contra las pandillas, las cuales controlan más del 85 de esta capital.
Los soldados de Panamá llegarán a una nación en la que las bandas criminales ya mataron a un soldado de Kenya e hirieron a otros 20.
En febrero pasado, la muerte de un soldado de Kenya materializó la amenaza del líder pandillero Jimmy Chérizier, alias Barbecue, quien advirtió de un derramamiento de sangre a las tropas extranjeras desplegadas en la nación caribeña.
La muerte del oficial tuvo profundas repercusiones en Kenya, donde la noticia reavivó las tensiones y preocupaciones que ya estaban presentes antes del despliegue del primer contingente en Haití.
Muchos kenianos -recordó el sitio digital Noticias Kominotek- denunciaron el envío de sus soldados a un territorio extranjero marcado por conflictos complejos.
La muerte del oficial puso de relieve los altos riesgos a los que se enfrentan las fuerzas de la MMAS, a las que ahora se suma Panamá.
Barbecue advirtió a las tropas extranjeras que iban a derramar su sangre en Haití en un intento de destruir el poder que tienen hoy los grupos armados.
Aseguró que las pandillas estaban preparadas para una larga lucha, y antes que las venza el cansancio y anuncien su retirada las fuerzas internacionales perderían a muchos hombres.
Barbecue subrayó que su coalición está en una batalla para liberar a Haití de las garras de los políticos tradicionales y los oligarcas corruptos.
A la MMAS Barbecue le dijo: nadie puede asustarnos, hacernos creer que nos van a echar de nuestro país. Somos los hijos de Dessalines. “No estamos haciendo una revolución pacífica, estamos haciendo una revolución sangrienta”, sentenció el expolicía, quien responsabilizó a Estados Unidos, Canadá y Francia de un baño de sangre en Haití.
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