No nos interesa el tema de entrada en los Estados Unidos, señaló en un artículo el comentarista de asuntos internacionales Kim Myong Chol.
La semana pasada, el presidente Donald Trump firmó una resolución que prohíbe o restringe la entrada a EEUU de ciudadanos de una veintena de naciones alegando razones de seguridad.
La decisión limita totalmente el ingreso a personas de Afganistán, Myanmar, Chad, Eritrea, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, y parcialmente a los de Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
Extrañamente en las listas no aparecen los ciudadanos de la RPDC, como cabría esperar considerando las tensas relaciones entre Washington y Pyongyang.
Pero según Kim Myong Chol, esa “extraña exclusión” está basada en el desconocimiento del pasado y el presente de las relaciones bilaterales y pretende dar la imagen de una flexibilización de la política hacia la RPDC con vistas a la reanudación del diálogo entre los dos países.
El comentarista, además, tacha de la medida de “arrogante, chovinista y discriminatoria por razones de raza”
Es natural que los Estados controlen la entrada de extranjeros por tratarse de un derecho soberano, pero EEUU emplea esa medida como instrumento político con miras a presionar a otros países, denunció.
Aunque la actual administración norteamericana no incluya intencionalmente a la RPDC en esa lista, ello no atrae nuestra atención ni es motivo de alegría, afirmó.
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