De acuerdo con el acuerdo del Consejo de Gabinete, en las provincias de Herrera y Los Santos continúan avanzando hacia la recuperación del suministro normal de agua potable.
Según declaró el ministro de Salud, Fernando Boyd, tras una gira por esos territorios, aunque ya las residencias reciben agua, la misma no es de consumo humano todavía debido a su calidad y solo puede ser utilizada para el aseo o limpieza.
Boyd también señaló que ya se han identificado las causas que han producido este problema y advirtió que las razones tienen más de 70 años de existir y estar documentadas.
“ Hemos estado identificando errores que se pueden estar dando en las fincas porcinocultoras y por ende corrigiendo”, aseveró.
Según el viceministro de Ambiente, Oscar Vallarino, en los ríos que surten de agua a estas provincias se han encontrado 36 puntos de contaminación y se han priorizado 16 actividades que son las principales fuentes.
También recomendaron a la población de los sectores afectados utilizar únicamente el agua distribuida mediante botellas, botellones y carros cisternas.
Según Boyd, mientras no se estabilice al consumo humano el agua en ambas provincias, no se levantará el estado de emergencia en Azuero.
Al respecto, anunció que periódicamente se están haciendo pruebas microbiológicas en los ríos Estibaná y La Villa para determinar los niveles de contaminación, y que se irá realizando las mediciones, finca por finca y en cada región, para lograr que el vertido de las aguas a los ríos se realice de forma adecuada y según las normas, para que sean procesadas en las plantas de tratamiento.
En tanto, el ministro de Desarrollo Agropecuario, Roberto Linares comentó que esta situación en los ríos señalados es un problema de décadas, al que el gobierno le hace frente en este momento para solucionarlo, ya que no se trata de un tema político ni económico, sino de la salud del pueblo panameño que habita en la región de Azuero.
La actual crisis del agua que viven las provincias de Herrera y Los Santos se atribuye a varios factores ambientales y estructurales, entre ellos la porcicultura intensiva, el uso excesivo de agroquímicos y la débil fiscalización de fuentes contaminadas.
Al respecto, la Asociación de Porcicultores Unidos de Panamá expresó su rechazo a que se responsabilice exclusivamente a su sector por la crisis ambiental e hídrica que enfrenta Azuero. La organización argumenta que este tipo de situaciones también se repite en otras regiones del país por razones similares.
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