La televisora indicó a través de un comunicado que la agresión contra el inmueble destruyó instalaciones, interrumpió sus operaciones y causó “pérdidas humanas irreparables entre sus profesionales”.

Ese ataque deliberado “constituye un acto violencia inaceptable e intolerable bajo cualquier circunstancia”, el cual calificó como atentado directo contra la libertad de expresión, el derecho a la información y la vida misma de periodistas y trabajadores de la prensa, afirmó.

El órgano de prensa, surgido en 2005, recordó que los medios de comunicación “son actores civiles esenciales, incluso en contextos de conflicto, y su protección debe ser prioritaria”.

Denunció que la escalada de ataques contra infraestructura no militar en la República Islámica, representa un claro incumplimiento del derecho internacional humanitario, que pretende generar efectos intimidatorios sobre los profesionales de la prensa y limitar el flujo informativo.

Esa agresión se inscribe en un patrón creciente de violencia y hostigamientos contra periodistas y medios del Sur Global, lamentó.

En un contexto de hegemonía narrativa de medios y plataformas occidentales, donde la desinformación agrava las confrontaciones, Telesur “destaca la necesidad de preservar los canales de comunicación, que contribuyen a la diversidad de visiones y voces sobre las crecientes tensiones geopolíticas y al diálogo entre naciones”.

Al respecto, reafirmó su compromiso con el periodismo responsable a favor de la paz y el respeto a la integridad de los pueblos, sin interferencias externas.

Llamó también en forma urgente a la comunidad internacional, a los organismos de derechos humanos y a los Estados comprometidos con la libertad de prensa, para condenar estos ataques contra medios de comunicación.

Telesur expresó su disposición a colaborar con la Organización de Radio y Televisión de Irán en la recuperación de sus operaciones.

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