El llamado “dúo del terror” llegará encendido al Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis con la serie 3-2 a su favor, decididos a cerrar la historia. Pero del otro lado, los Indiana Pacers no se rinden y confían en una remontada épica que les permita forzar el séptimo partido.
La última función dejó una huella profunda: OKC se impuso 120-109 gracias a una actuación colosal de sus dos referentes. Williams firmó su mejor partido con 40 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias, mientras el MVP de la temporada, Gilgeous-Alexander, añadió 31 unidades, 10 asistencias y 4 tapones. Juntos anotaron o asistieron en 103 de los 120 tantos del Thunder, la cifra más alta para una dupla en Finales de NBA en los últimos 50 años.
Con 291 puntos combinados en cinco partidos, se ubican como el cuarto dúo más productivo en unas Finales desde la fusión NBA-ABA en 1977, solo detrás de Jordan-Pippen (1993), LeBron-Kyrie (2017) y Durant-Curry (2017). El mensaje fue claro: Oklahoma City está listo para tocar la gloria por primera vez en su historia.
La victoria no solo marcó una superioridad técnica, sino también táctica. El Thunder corrigió las falencias del juego anterior, mejoró en el tiro de tres (14 aciertos en 32 intentos) y repartió 24 asistencias, con una defensa más agresiva desde el primer cuarto.
Del otro lado, Indiana padeció la versión más apagada de Tyrese Haliburton. El base estrella no convirtió tiros de campo (0-6), anotó apenas 4 puntos desde la línea de libres y evidenció molestias físicas. Ni la constancia de Pascal Siakam ni la chispa de T.J. McConnell alcanzaron para salvar la noche.
Aun así, los Pacers mantienen viva la esperanza. Ya sorprendieron al eliminar a los Knicks y a los Cavaliers, y en el Juego 3 de estas Finales arrollaron a OKC. Creen que, si Haliburton logra controlar el ritmo y la defensa frena a SGA, pueden resucitar.
Los números favorecen al Thunder: en la historia de las Finales, el equipo que gana el Juego 5 con la serie igualada 2-2 se consagra en el 74% de los casos. Además, Oklahoma tiene marca de 11-2 en series al mejor de siete cuando toma ventaja de 3-2.
El viaje hasta aquí no fue fácil. OKC firmó una temporada regular brillante con 68 victorias. Indiana, en cambio, se abrió paso contra todo pronóstico, con una mezcla de juventud, hambre competitiva y banca encendida.
Ahora, dos quintetos sueñan con el primer campeonato de sus franquicias. El Thunder, con su estrella en el cénit de su carrera y un equipo profundo. Los Pacers, con la fe intacta y el orgullo herido. Este jueves, se escribirá un nuevo capítulo de la NBA. Y solo uno lo hará con letras doradas.
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