La sala de la Universidad Federal del territorio estaba colmada de banderas, consignas, abrazos y también, de tensión. No era solo el foro solidario, era también un llamado a la conciencia, un eco urgente desde América Latina ante un escenario que amenaza con desbordarse hacia el abismo.

En un momento cargado de gravedad, Ivonne Souza, representante del Movimiento Brasileño de Solidaridad con Cuba en Bahía y miembro activa del Centro Brasileño por la Paz (Cebrapaz), tomó la palabra para leer la declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), que denuncia con firmeza la escalada bélica en Medio Oriente.

«La guerra de Israel contra la República Islámica de Irán —alertó— ha entrado en un nivel alarmante. El respaldo militar y político de Estados Unidos actúa como factor de desestabilización y aumenta el riesgo de una implicación nuclear que tendría consecuencias nefastas para toda la Humanidad», afirmó Souza con voz firme.

El pronunciamiento cubano no escatima en advertencias: habla de una amenaza inminente, de la posibilidad real de fugas radioactivas o de un conflicto que, de estallar en toda su dimensión, «nos arrastraría a un punto de no retorno».

Desde el plenario, la lectura de la activista brasileña generó un silencio respetuoso, solo interrumpido por asentimientos y miradas de preocupación. Luego, un aplauso largo, casi ritual, reconoció la valentía del mensaje.

«Estamos reunidos en este evento en un momento extremadamente delicado de la historia», agregó Souza, antes de advertir que el contexto geopolítico actual puede desembocar en una guerra de grandes proporciones, involucrando a potencias nucleares y dejando secuelas que marcarían a generaciones enteras.

La Convención respaldó de forma unánime el documento cubano, que hace un llamado urgente al pueblo estadounidense, a la comunidad internacional y Naciones Unidas para que actúen con responsabilidad, pongan fin a la agresión y eviten la impunidad con la que opera el régimen sionista de Israel.

El Minrex también reafirma su solidaridad total con Irán, exige el cese inmediato de los ataques contra instalaciones nucleares de uso pacífico y denuncia la violación flagrante del Derecho Internacional y del Derecho Internacional Humanitario.

La atmósfera de la convención mutó por un instante de la celebración a la alerta, sin perder el carácter solidario que la define. Y desde esa universidad brasileña, donde se levantan voces por Cuba, por Palestina, por la autodeterminación de los pueblos, también se alzó un grito común: que la diplomacia venza a las bombas. Que la solidaridad sea escudo frente al horror.

lam/ocs